miércoles, 1 de septiembre de 2010

Peace to all, life to all, love to all.



Ayer estaba leyendole las cartas a un primo y por poco se me olvida por ahí iba apareciendo también mi propio reflejo. A veces me olvido que como seres individuales integramos una red mayor que es perfecta. Ahí, estaba también esa voz contándome algo que mi mente no paraba de bloquear. Y quizás ese es el gran pero: la mente. Tan útil que por momentos teje redes tan grandes que hacen que me pierda.
Al final, tenemos la elección de pasar las cosas por la mente, o utilizarla para observar. El cuatro de espadas muestra a cuatro jóvenes en una balsa, uno de ellos está pescando. Representa el tiempo de relajación y observación del fluir natural del río. El camino está definido por el cauce que dirige hasta el objetivo correcto. Con la libertad en la mano, solo queda confiar. Observar el viaje con la seguridad que vamos a llegar, libre de cualquier ansiedad que pueda hacer mover la balsa. La energía joven es lo único necesario.

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