lunes, 29 de noviembre de 2010

los audífonos


En mi casa uso CDs para escucharla por parlantes grandes. También la escucho en el computador, pero es otro tipo de atención. Y cuando estoy caminando en la calle ocupo audífonos.
Tuve muchos. Los típicos blancos, prácticos y simples. Tuve otros como los blancos, pero rojos que me regalaron. Más modernos, conservando el mismo concepto. Otros que no quiero mencionar, entre ellos los que se roban de los aviones, y hoy, tengo unos audífonos negros.
Estaba caminando en amsterdam y mis audífonos ya no funcionaban a pesar de probar las típicas técnicas (como doblar el cable dentro del bolsillo buscando el punto en que suena bien), ya no había nada que hacer para salvarlos así que entré a una tienda de cosas como audífonos y computadores, disfrazaban que pertenecían a los explotadores a través de la modernidad mezclada con el diseño. Ahí encontré los que uso hoy, unos skullcandy negros, uno de los modelos más sencillos, es como el "modelo base" de la línea, lo elegí por la forma y porque se mantenía sobrio a pesar de su diseño apartado de lo típico. Ah, y también por la calidad en la amplificación del sonido, porque para eso sirven.
Bueno, todo esto porque observando a los que cruzo mientras voy escuchando la banda sonora de mi vida me fijé que todos usan distintos. Formas, colores y estilos. Algunas mujeres usan unos que se afirman por la parte baja de la cabeza (detrás del cuello). Otros usan los blancos y los blancos de colores. Otros usan unos más grandes que los míos, con colores y diseños. Y, cuando cruzo a alguien con unos parecidos a los míos, como por un impulso mágico, me concentro naturalmente en la música y canto en mi mente.

sábado, 27 de noviembre de 2010

viviendo con un espejo



Este año estuve viviendo en un depto que alquilé amoblado. Tuve que mover muebles, sacar cuadros y pegar cosas para que cada vez que abría la puerta me fuese encontrando más con mi hogar. Entre las cosas que encontré está un espejo que usa casi una pared completa. Comprobé el dicho que los espejos sirven para ampliar espacios, porque refleja casi todo el primer piso, dándole profundidad por cualquier parte que se mire. En tamaño, está a la par con el ventanal, por lo que tengo dos ventanas: una hacía mis vecinos y otra que da hacia una dimensión simétrica de la realidad.
Este espejo fue testigo de todo lo que estuvo pasando este año dentro de estas cuatro paredes que me sirvieron de hogar. Me vio celebrando, riendo, bailando, trabajando y haciendo yoga. Escucho mis monólogos y conversaciones a veces existencialistas con los que también se reflejaron. Me reflejó mostrándome otro ángulo de las cosas, tan importante como el de mi propio ojo.

Por estos días vengo escribiendo sobre sueños y el resto de las dimensiones o planos que integramos, como aquel que existe dentro de un marco que sostiene la imagen de la realidad.


Through the Looking Glass

A boat, beneath a sunny sky
Lingering onward dreamily
In an evening of July

Children three that nestle near,
Eager eye and willing ear
Pleased a simple tale to hear

Long has paled that sunny sky:
Echoes fade and memories die:
Autumn frost have slain July.

Still she haunts me, phantomwise
Alice moving under skies
Never seen by waking eyes.

Children yet, the tale to hear,
Eager eye and willing ear,
Lovingly shall nestle near.

In a Wonderland the lie,
Dreaming as the days go by,
Dreaming as the summers die:

Ever drifting down the stream
Lingering in the golden gleam
Life what is it but a dream?

sábado, 13 de noviembre de 2010

merry go round

Hoy me llegó un video de una amiga en un carrusel, su mirada parecía haberse teletransportado a su infancia y la música parecía como de un sueño frenético. Entre risas, estaba inmóvil montada en su caballo de fantasía mientras subía y bajaba en el recorrido circular.
Siempre me llamaron la atención los carruseles y cada vez que paso por una plaza que tiene uno de ellos me quedo mirando un rato o la idea se queda en mi mente mientras sigo caminando. Pensé en fotografiar los carruseles de buenos aires pero después la idea se vino abajo cuando me sicopatié, ahora pienso retomarla, quién sabe.
En fin, no recuerdo cuando fue la última vez que me subí a uno pero la ilusión de la experiencia permanece en mi memoria. Para mí, es como entrar en una hipnosis, trasladarse al mundo de alicia, un viaje esquizofrénico que te conecta con el mundo interior y fantástico que todos tenemos. Una expresión libre al ritmo ritualístico del círculo virtuoso. Una rueda de la fortuna.
Apenas pueda me subo a uno, Buen día.